Septiembre 23, 2020/ 1 Emoción, 3 Frases y 1 Reflexión
¡Hola! Bienvenid@ a una edición más de este newsletter, gracias por tomarte el tiempo de leerme. Llega un día después porque ayer fue el día de la independencia y aunque realmente no soy muy patriota, no quería perder la oportunidad de descansar un poco 😊.
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Y ahora si, aquí tienes 1 Emoción, 3 Frases y 1 Reflexión para considerar esta semana.
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UNA EMOCIÓN
Los expertos sugieren que la gente de la tribu Himba de Namibia, no puede ver el color azul... ¿la razón? en su idioma, no hay una palabra para este color.
Para probar si eso significaba que en realidad no podían ver el azul, mostraron a los miembros de la tribu un círculo con 11 cuadrados verdes y un cuadrado, como puedes ver a continuación, obviamente azul.
Para la tribu Himba fue realmente dificil decir cuál de los cuadrados tenía el color diferente a los demás.
Aquellos que se arriesgaron a adivinar, tardaron mucho en obtener la respuesta correcta, y hubo muchos errores.
Pero, curiosamente, los Himba tienen muchas más palabras para el verde que nosotros, es decir, para ellos no hay un verde con diferentes tonos, sino que, de hecho, son colores diferentes, como el verde y el azul.
Entonces, para revertir el experimento, se les mostró esta misma gráfica circular pero esta vez en tonos verdes iguales y un cuadrado más de un verde distinto.
Bastante difícil decir qué cuadrado es diferente, ¿no?, sin embargo, la tribu Himba no tuvo problema al detectar el cuadrado impar de inmediato. Aquí puedes verlo:
¿Interesante, verdad? Todo sugiere que hasta que aprendamos un concepto, nos resulta dificil ver los matices con claridad, pero una vez que lo hemos dominado, al cerebro le resulta muy sencillo hacer las distinciones.
Pues bien, parece que lo mismo ocurre con las emociones:
Para los Pintupi, que viven en el desierto de Australia Occidental, hay 15 tipos diferentes de miedo. Por ejemplo el ngulu, que es el miedo que sentimos cuando otra persona busca venganza; kamarrarringu, la sensación de que alguien está detrás de ti; kanarunvyju, el miedo a los espíritus malignos que no te permite conciliar el sueño, y nginyiwarrarringu, el espasmo de alerta que te hace ponerte de pie y mirar alrededor, buscando que lo ha causado.
Y nosotros podríamos decir, ¡debe ser el mismo miedo! pero en realidad, es probable que suceda como los Himba y sus diferentes conceptos para el verde, quizá los Pintupi experimentan diferentes tipos de miedo muy particulares y distintivos, mientras que nosotros, como carecemos de estos conceptos, no podemos experimentar mas que uno solo.
TRES FRASES
Sam Harris, filósofo y autor estadounidense:
“Algunas personas están contentas en medio de las privaciones y el peligro, mientras que otras se sienten miserables a pesar de tener toda la suerte del mundo. Esto no quiere decir que las circunstancias externas no importen. Pero es su mente, más que las circunstancias mismas, lo que determina la calidad de su vida. Tu mente es la base de todo lo que experimentas y de cada contribución que haces a la vida de los demás. Dado este hecho, tiene sentido capacitarlo”.
James Clear, autor estadounidense:
Eres tan fuerte mentalmente como tu vida te exige que seas.
Una vida fácil da forma a una mente que solo puede manejar la tranquilidad. Una vida desafiante crea una mente que puede manejar los desafíos. Como un músculo que se atrofia sin uso, la fuerza mental se desvanece a menos que se pruebe.
Cuando la vida no te desafíe, desafíate a ti mismo.
Ryan Holiday, autor estadounidense:
Fue Heráclito quien dijo que el carácter es el destino. Lo que quiso decir fue: el carácter decide todo. Determina quiénes somos y qué hacemos. Desarrolla un buen carácter y todo irá bien. Si no, nada lo hará.
Puede ser fácil perder esto de vista. Porque sabemos lo competitivo que es el mundo. Porque las cosas no van exactamente como queremos. Porque queremos alcanzar nuestro máximo potencial. Pero en última instancia, solo debemos preocuparnos por nuestro carácter. El resto está destinado a ello. "La vida es corta", dijo Marcus Aurelius, y "el fruto de esta vida es un buen carácter".
También es cierto al revés: una buena vida es el fruto del buen carácter.
1 REFLEXIÓN
Amelia Earhart era una mujer que tenía un objetivo muy claro: convertirse en una Piloto Aviador profesional. Esto, hoy no habría sido algo muy dificil de conseguir, pero en las primeras décadas de 1900 sin duda que lo era.
La pasión de Amelia por los vuelos comenzó en 1920, el 28 de Diciembre para ser exactos, cuando ella y su padre visitaron un campo de aviación. Ahí, Amelia tomó su primer paseo y como ella misma relataría más tarde:
«En el momento en el que el avión se había levantado doscientos o trescientos pies del suelo, sabía que tenía que volar».
Y de inmediato se puso en marcha: comenzó a trabajar en cualquier ocupación que la acercara a su objetivo. Sus trabajos incluyeron ser fotógrafa, camionera y taquígrafa en una compañía telefónica local y al cabo de un tiempo consiguió ahorrar $1,000 dólares para sus lecciones de vuelo.
El 3 de Enero de 1921, Amelia estaba lista para tomar su primer lección, así que tomó el tren, bajó hasta el final de la línea y anduvo a pie 6 kilómetros, hasta llegar al campo de vuelo. Amelia estaba decidida.
2 años después, el 15 de mayo de 1923, Amelia se convirtió en la mujer número 16 en Estados Unidos en obtener su licencia como Piloto.
¿Suena increíble, no? sin embargo las cosas no fueron tan sencillas. Era mujer y el campo de aviación estaba (como seguro muchos otros) dominado por los hombres, y si a eso le sumamos una enfermedad que la aquejaba, y algunas decisiones penosas en sus finanzas, Earjart se vio forzada a convertirse en trabajadora social para poder ganarse la vida. Pero ella, desde luego, no había abandonado su sueño.
Un día de abril de 1927, a Amelia recibió una propuesta que muchos de nosotros consideraríamos ofensiva:
– ¿Quieres ser la Primer mujer en cruzar el Atlántico? – le dijeron
– ¡Claro! respondió ella
– Perfecto, sólo hay un problema. Bueno, 2. No te vamos a pagar. Y de hecho… tú no vas a pilotar el avión.
¿Y qué respondió Amelia?
Amelia dijo que Si. Dijo que si, porque eso es lo que las personas como Amelia hacen: Persiguen sus sueños, pues para ellas eso es más importante que cualquier otra cosa, incluyendo el orgullo y el -en ocasiones- falso sentido de dignidad.
Amelia se convirtió en la Primer mujer en cruzar el Atlántico y eso le abrió una oportunidad que supo aprovechar: Durante su carrera, estableció muchos otros récords, entre ellos: ser la primera mujer en volar a través de América del Norte y la primera mujer en volar en solitario sin parar a través del Atlántico (y esta vez ella si fue la Piloto).
Amelia hoy es recordada como una de las aviadoras más famosas en la historia de la aviación, y es, con todo el derecho, una leyenda.
Pero todo eso fue posible, porque durante aquella llamada, ella decidió enfocarse en alcanzar su objetivo, en cumplir sus sueños, en lugar de poner a su ego en primer lugar.
Donde otros hubiéramos visto una ofensa o una afrenta, Amelia vio una oportunidad. La oportunidad que estaba esperando para cumplir su sueño.
Hay una frase que procuro tener siempre presente, te la quiero compartir:
“Tengo que recordar que hoy estoy aquí para cruzar el pantano, no para luchar contra todos los caimanes.»
Rosamund Stone Zander
Para mi, esta frase define muy bien la actitud de vida que Amelia tenía:
Ella estaba enfocada en cumplir sus objetivos, no en ir por ahí peleando con todo aquel que la ofendiera.
Pero la mayoría no vivimos de esa forma, vivimos de esta otra:
Tenemos un objetivo, nos ponemos en marcha y en cuanto comienzan a surgir las opiniones, las críticas, los detractores, las envidias e incluso las ofensas, nos detenemos. Permitimos que todas esas críticas inflijan heridas en nuestro orgullo, en nuestro sentido de respeto, en nuestra autoestima y reaccionamos con enojo o nos victimizamos, y entonces les peleamos, les tratamos de poner en su lugar y al hacer eso sólo conseguimos una cosa:
Perder de vista nuestro objetivo, y en el peor de los casos alejarlo aun más, porque en el proceso de responder las ofensas diluimos la energía de la que disponemos, entre perseguir nuestro objetivo y acallar a quienes nos critican.
En esos momentos, convendría tener presente la historia de Amelia para que nos recuerde que no venimos al mundo con la misión de demostrarle algo a alguien, o de poner en su lugar a todo aquel que nos critique, sino con la intención de cumplir los objetivos que nosotros decidamos que han de estar en nuestro camino.
Y así me gustaría terminar esta reflexión, invitándote a que, si te encuentras en una situación similar, replantees tu perspectiva, a que pongas las cosas sobre la mesa y te hagas esa misma pregunta:
¿Vine al mundo a cruzar el pantano o a pelear con los cocodrilos?
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